18.4.14

Ya ocuparon la casa

De todas las cosas que te dije siempre recuerdo haber confesado lo imposible que se me hace no regar el jardín, es de esos rituales cotidianos favoritos (después de sacudir de la almohada las pestañas que se te caen) que hacen que mis ojos sonrían fuerte fuerte. Así que como siempre caminé hacia la estación, subí cinco cuadras, doblé justo antes del cartelito del elefante tornasol que tanto nos gustaba y entré al pasaje. Desde lejos pude darme cuenta que algo raro había en la casa pero quise omitir la sensación extraña y abrí la reja nomás. Regué primero las Caléndulas, después los Lirios y cuando iba a hacer llover sobre las Gardenias lo descubrí... la casa había sido ocupada otra vez, solo que ahora no eran tuyas las maletas, tampoco era mía esa máquina de escribir y ni una sombra había ya de nosotros.

No hay comentarios: