16.2.13

Carta a Nadie

Cuando tengo ganas de escribirte
cuento hasta diez
o enumero todas las nubes que puedo
durante cinco minutos,
me hago sonar los dedos así
e intento
que mis manos se enfríen.
Porque el calor llama movimiento
y lo único que me nace
es caligrafiarte universos enteros
como quien traza un mapa 
del hogar que habitó por años.
Cuando tengo ganas
quiero escribir
pero opto por pensar que tengo ganas de escribirte, 
así hago rituales a media tarde 
que me prohíben componer
los cantos que te hicieron hervir la sangre,
porque de un tiempo a esta parte
me como las ganas y me alimento de ellas. 
Ganas de desayuno, de postre, 
de cena e incluso de aperitivo. 
Ganas de verte, de sentirte, 
de recitarte los versos que me sé de memoria 
mientras me sacai la ropa… 
pero 
sobre todo
ganas 
de 
escribirte.