es que siguen anhelando la armonía fónica y el ritmo,
como si lo único importante fuese
exponer los infiernos a modo de paraísos.
Yo les sugiero que vayan pensando en las consecuencias
de opacar las sombras con destellos gramaticales,
no vaya a ser cosa
que en algún momento, en alguna noche
ellas se revelen
y ustedes despierten todos con las manos rotas.